Top Pruducer 2010

Civitavecchia, Bonifacio, Olbia, Trapani, Taormina, Sorrento....y Top Producer 2010 de Celebrity Cruises

domingo, 5 de junio de 2011

Domingo 5 de junio, Bonifacio, Córcega

El boletín PURSUITS, que desde anoche nos dejaron en la habitación con el programa de hoy, nos dice que el sol salió a las 5:31 de esta mañana, y digo salió porque ya son más de las 8 y vemos por el balcón que comenzaron a bajar los botes que nos llevarán al puerto de Bonifacio, un pequeño poblado medieval al sur de la isla francesa de Córcega, ubicada en la parte más alta de una roca calcárea a 70 metros en promedio sobre el nivel del mar, con una estructura compuesta por un antiguo casco urbano que en otrora fuese una fortificación compuesta por bastiones y murallas, grandes portones de La Fortaleza, torres de vigilancia y un buen número de iglesias, con una impresionante vista desde el barco que nos invita a comenzar a tomar fotos, siendo esta la primera escala del Azamara Journey que partirá esta noche a las 10:30.
Las primeras gráficas nos muestran ya las lanchas entrando al fiordo de Bonifacio y observar el “Faro della Madonnetta” que guía a los navegantes hasta la entrada al puerto. Cuevas en los grandes acantilados y edificaciones que aún no podemos identificar, pero que esperamos hacerlo al saciar nuestra sed de conocer ese pueblo amurallado, su fiordo y calas.
Una vez desayunados, todo el grupo bajó en la misma lancha, y tras un corto recorrido en dirección al Faro de Madonetta, cruzar a estribor para entrar, con unas maravillosas vistas, al fiordo que nos lleva hasta el puerto de pasajeros y la marina deportiva, pero como muy “buenos turistas”, sin mucha información sobre qué hacer, salvo las recomendaciones del barco en su boletín y lo que cada quién por su cuenta pudo haber investigado.
Aunque ya algunos habían estado en la isla de Córcega en sitios como la capital Ajaccio o en las playas de Porto Vecchio, que tanto le gustaron a Javier, creo que para todos es la primera vez que llegamos a Bonifacio, así que con mapas obtenidos en la oficina de la Cámara de Comercio en el puerto y tras variadas opiniones de cómo comenzar el recorrido, en las primeras de cambio el grupo se dividió por diferentes interpretaciones de la ruta, comenzando unos a caminar por lo plano en dirección al puerto deportivo hasta perderse de vista, y los otros, entiéndase nosotros, nos dio por subir la escalera empinada hasta alcanzar los 70 metros en la “Gate of France” y detenernos, no solo a tomar aire por la falta de aliento, sino para disfrutar de la vista maravillosa que dejamos atrás del puerto con sus incontables lanchas y barcos deportivos de cualquier precio y tamaño, unos amarrados a los muelles, otros fondeados cerca de alguna entrada o cala, o simplemente comenzando o finalizando un día de navegación. Los que arrancaron primero ya se perdieron y nosotros, tras esperar a las rezagadas Susana y Patricia que llegaron en la siguiente lancha, comenzamos nuestra travesía por las ya mencionadas escaleras. Completamos este grupo, Marilucy, Luis Sepúlveda, Javier, Adriana, Gaby, Alicia y Luis (yo).

De  la Puerta de Francia continuamos caminando hacia la parte más alta comenzando a notar un singular encanto de este pueblo originalmente genovés y que el rey de Aragón nunca pudo conquistar, hasta que en 1768 con el tratado de Versalles se convertiría definitivamente en territorio francés. Estrechas y pintorescas calles, puestos de artesanías y suvenires, fruterías, bares y restaurantes entre una que otra casa de vecindad, completó el camino hasta la iglesia central de estilo pisano de Sainte-Marie_Majeure, la más alta de la localidad y con la característica de ser la única con un porche en el frente dónde los fines de semana colocan el mercado.
Mientras Susana y Patricia buscan dónde desayunar (¿?), hicimos un corto recorrido por el interior de la iglesia aprovechando que el mismo sacerdote con micrófono en mano y ataviado listo para la celebración de la santa misa, explicaba el recorrido a otro grupo de turista como todo un guía profesional.
Revisando algunas tiendas en el camino, que nunca faltan por estos lares, llegamos a una diminuta plaza, Manicchela, donde disfrutamos de increíbles vistas del mar, los acantilados y nuestro Azamara Journey anclado en la entrada del fiordo, detalle digno de observación,  la facilidad con que estos barcos se acercan donde los grandes cruceros jamás podría ni siquiera intentarlo y permitirnos disfrutar de estas maravillas de la naturaleza y del hombre. Podrán observar al finalizar este post en la galería fotográfica, la cantidad de fotos que nos tomamos con el barco de fondo.
Apenas con un edificio de por medio y un poco mayor, Market Place, la Plaza del Mercado, también con espectaculares vistas pero hacia el otro lado de la isla y de mucho más amplitud que la anterior, secundada con varios restaurantes en dos lados de la plaza. Desde aquí las mejores vistas de la otra puerta de la ciudad, la Puerta Genovesa, La Fortaleza con sus grandes murallas y torres, con la única puerta o puente levadizo que data del año 1588 y una paloma “modelo” que posaba con todos los turistas.



Una buena sesión fotográfica acompañó esta breve parada en ambas plazas, moviéndonos de una a otra, cada cual con sus imponentes vistas, por un lado nuestro Azamara Journey y por el otro los grandes acantilados del sur de Córcega, con vista al “Grain of Sand” o Grano de Arena, que no es más que una roca que se desprendió de los acantilados y motivo curioso de visita por los turistas en lanchas de aproximación. A lo lejos del mismo lado y en la parte alta del acantilado, una Torre de vigilancia de una base naval, y lejos en la punta el Faro de Pertusato.
Dejando La Fortaleza de un lado, regresamos bajando un rato y pasando por la casa donde vivió Napoleón Bonaparte durante su estancia en Bonifacio, y aunque notamos en las estructuras una parte nueva o recién restaurada, todavía falta mucho por remodelar o restaurar, de tal manera que el deterioro es notable sobre todo en las casas de los callejones laterales.
Nos paramos en la esquina San Nicro, calle San Nicolás por un breve momento y conversamos sobre la veracidad o no de la residencia de Bonaparte en esta ciudad, pero eso es parte de la historia y preferimos dejársela  a los franceses, mientras que una tienda de fina artesanía regional llama la atención de alguna, yo preferí buscar una canilla de pan francés en la mini panadería local, que tiene más pinta que calidad, pero de mordisco en mordisco con la colaboración de todos, el pan llegó a su fin.
La próxima parada es frente a una pequeña pero muy pintoresca capilla, San Juan Bautista, continuando por entre callejones y toparnos en el camino con Mery y Manuel, para entrar en otra capilla, iglesias hay bastantes, la de Padre Pío, o al menos así creo que se llama, para un momento de reflexión y continuar nuestra caminata de nuevo hacia otra colina o parte más alta con la plaza y monumento de 1963 Bir-Haken dedicado a la Legión Extranjera, desde donde las panorámicas también son excelente y aprovechamos otra sesión de fotos.


El grupo queda cada vez más pequeño, siguiendo unos con Marilucy hacia el museo y otros 4 seguimos en la ruta hasta el final del acantilado donde se encuentra el “Timón de Bonifacio”. Luis S., Patricia, Alicia y yo continuamos hacia la Plaza del Ayuntamiento frente a las barracas del antiguo cuartel y al lado de la hermosa iglesia de St Dominique (I´église Saint-Dominique), una de las pocas iglesia de estilo Gótico que quedan en Córsica, con un gran campanario y el arco de St Dominique. Aquí se guardan las reliquias de San Bartolomé y Santa María Magdalena que sacan en procesión en sus respectivos aniversarios, pero que no pudimos entrar a ver porque esta iglesia solo abre sus puertas en el verano.

Buscamos la ruta por la que circula el trencito, resultando que da vuelta en el estacionamiento del “Cementerio Marítimo”, que por supuesto y como estaba abierto, entramos a conocerlo. Estilo sobrio y con criptas o capillas familiares en cemento con ladrillos donde se colocan los ataúdes en su interior, o sea que no se entierran al estilo del de Buenos Aires, pero sin el lujo de éste. Unas partes cuidadas y otras abandonadas, pero como todo camposanto, lleno de una tranquilizante paz donde se solo se escucha el sonido de la brisa.
A un lado del cementerio queda el nuevo Hotel Santa Teresa, estructura de 4 pisos que ya habíamos divisado desde el barco esta mañana cuando estábamos anclando. Un poco más y llegamos hasta los cañones de San Antonio, de la época napoleónica, que como notarán en las fotos, parecen estar apuntando a nuestro barco.
Las vistas desde este punto también son fabulosas hacia todos lados, hacia el barco, al fiordo, las calas o la ciudad, por donde miramos, los ojos se llenan de belleza que jamás nos imaginamos ver en este ugar de esta isla, por lo cual estamos decididos a volver por la tarde después de regresar al barco a descansar unos minutos, otra gran ventaja de tener el barco tan cerca y tan larga la estadía en cada lugar.
El recorrido de vuelta lo hacemos por la muralla que da al acantilado sobre el fiordo, para llegar de nuevo al monumento a la Legión Extranjera. Pasamos por las garitas, los apostaderos de los cañones, escaleras que suben y bajan, y observar a una simpática pareja en lo alto de una de las torres almorzando y descorchando  una botella de vino.
 Comienza a llover que amerita el paraguas y caminar despacio por lo resbaladizo de las escaleras, adelantando un poco el regreso al barco y sin poder tomar fotos por resguardar la cámara, pero aprovechando de todas maneras desde el camarote de nuevo las vistas de la ciudad y todo lo que se mueve sobre el mar que ameritó otra sesión de fotografías.

Es lamentable la bruma del ambiente que hay para estas fechas en el Mediterráneo y que no permite tomar fotos con el zoom con la debida claridad, pero de todas maneras ahí están y no les digo cuantas son para que no se asusten, así que con un poco de paciencia, podremos recordar todos estos momentos invitándolos a ver esta primera GALERÍA FOTOGRÁFICA de Bonifacio que acompaña lo que les he contado.
Tengo gran expectativa para esta noche de ver la ciudad iluminada con todos los reflectores que se ven por las afueras de las murallas, junto con la vida nocturna que predican, música a alto volumen, luces decorativas en bares y restaurantes, y comida de primera calidad, desde pizzas hasta frescos pescados y mariscos.

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